10 nov 2013

A Otaku Tale [A.O.T.] Capítulo 12 -Fin-

A.O.T

A Otaku Tale

Escrito por:
Andrés Lechuga H.

Capítulo 12:
[Fin]

Y entonces, Suzuke y Kei fundaron la radio. Como a Suzuke se le ocurrió la idea, dejó a Kei escoger el nombre, y así nació "Radio OTQ [NM!]".
—Es un buen nombre, no hay mejor, pero... —dijo Suzuke.
—¿Pero... qué?
—¿Qué significan la N y la M, "No mames", o qué? —preguntó.
—¡Hahaha! ¡No wey! ¡Significa Nogales, Sonora, hahahaha!
—¡Hahahahaha!
Días pasaban, Kei se encargó también del diseño del blog en donde estaría la radio, mientras que Suzuke continuaba buscando a otakus en Facebook, y bueno, este se daba descansos para hablar con Uzuki.
—¿Y qué tal el verano contigo, Uzuki? —le escribió.
—Ahí va, no me quejo.
—¿Y la escuela, cuándo entras?
—¡Ah, cállate! No quiero hablar de la escuela en verano, ¡¿quién hace eso?!
—Está bien, entonces... —le envió—. Mierda, ¿de qué hablamos...? —pensó—. Vamos, ¡piensa, piensa! ¿De... del clima? No, eso está muy estúpido. De... ¿de la escuela? No, ya le acabo de decir eso, aparte no voy a la escuela... ¡Ah, ya sé! ¿Uzuki... te gusta el rap? —preguntó.
—Pues sí, más o menos.
—¡Le atine! —pensó alegre—. Y, ¿cuáles escuchas, Santaflow, Porta, M&M quizá?
—Porta es un puto fresón, ni es rapero —respondió Uzuki velozmente.
—¡No es verdad! —añadió emoticón de disgusto—. Porta es buen rapero, la verdad.
—Nah, es mamón y creído, prefiero a Santaflow, ¡ese si rifa!
—¡Sí! Mi canción favorita de él es Segundos Fuera, ¿y la tuya? —puso un emoticón sonriendo al final.
—Esa me caga también, ahí sale Porta y los otros pendejos que nadie conoce.
—Esta chica sí que es enojona, pero ¡¿por qué me atrae tanto?! —golpeó su cabeza contra el teclado varias veces.
Y la radio finalmente inició. Kei llegó a la casa de Suzuke, hablaron un rato, fueron al Oxxo a comprar su comida nutritiva y pasaron a iniciar el programa.
—¡Iniciamos con este, que es el primer programa, de muchos, los saluda con mucho gusto Suzuke!
—¡Así es, bienvenidos sean pues, todos ustedes a ¡Anime Time! por Radio OTQ [NM!], la cual apenas abre el día de hoy, se presenta Kei Bitt!
—Esperemos que este nuevo proyecto sea de su agrado, tenemos mucha información sobre anime, manga y todo eso que tanto les encanta, pero antes vamos al primer corte musical, ¿qué te parece, Kei?
—¡Perfecto, vamos con esto que es Super Shooter, el opening número uno del anime Gantz!
—¡Estas escuchando Radio OTQ [NM!], ¡Anime Time! —exclamó Suzuke.
—¡Regresamos!
Suzuke colocó la canción y entonces estos dos hablaron.
—¡Casi me quedó sin aire, weon! —le dijo a Kei mientras lo sacudía.
—¡Eh, tranquilo! —le detuvo—. ¡Yo también, y no ando alarmándome!
—Y... ¿de qué hablaremos en la siguiente sección, tenias algo preparado dijiste, no?
Kei se quedó estático por varios segundos.
—¿No... Kei? —preguntó de nuevo.
—¡Lo olvidé! —saltó de la silla.
—¡Estúpido! ¡¿Qué haremos ahora?! —se golpeó la cabeza.
—¡Ya sé! Por mientras agarremos una noticia cualquiera del internet, para el próximo programa ya prepararemos algo antes.
—Está bien, eso me tranquiliza, pero rápido que ya queda minuto y medio, ¡no alcanzaremos ni a leerlo, Kei! —le ordenó.
—¡Cállate, ya estoy entrando...!
Y aquella vez nuestros héroes lograron salvar sus traseros de la pena robando noticias de otras páginas de internet y no generando su contenido propio.
En su camino al crecimiento de la radio fueron conociendo más gente, esta de manera un poco más personal; los que aseguraban estar siempre escuchando ¡Anime Time!, se trataba de Magda, Denisse, Vanny, Collazo, Susana, Danny, Trívium , Blame y AG.
Un programa una vez por semana, entonces ¿qué hacían el resto de los días?
Suzuke, por su parte, se dedicaba a escuchar música, leer algunos mangas, ver un par de animes, escribir y hablar con Uzuki.
—¿Y entonces qué te pareció el vídeo? —le envió Suzuke a Uzuki.
—Es una mierda, Suzuke.
—¡¡¿Qué?!! —emoticón de susto—. Pero si Rick Astley es un gran cantante.
—Porque NO. —emoticón de enojo—.  Es un pedazo de mierda monumental, Suzuke. No sé porque me pasas estas mierdas a mí.
—Pues sólo quería que disfrutaras la canción, eso es todo.
—Entonces piensa bien si lo que me vas a pasar es algo bueno o no, por favor, no quiero andar sangrando de los oídos por tus pendejadas, ¿de acuerdo, Suzuke?
—Oye, tranquila vieja. No tienes porque enfadarte de esa forma, es sólo un vídeo. Simplemente puedes decir: no me gusta, y asunto resuelto.
—Entonces: "NO ME GUSTA" y ya, vete a la mierda, Suzuke.
—Santa mierda... —pensó Suzuke—. Pues, no hay problema, Uzuki —le mandó.
—Como sea, adiós —Uzuki se desconectó.
—Dios, que chica... ¿esto debo aguantar? —se dijo.
Mientras tanto Kei dibujaba, escuchaba música y pensaba en cómo mejorar la radio, en lo que le habló a Suzuke.
—Oye —le envió.
—¿Qué pedo, Kei?
—¿Se hace hoy, o qué?
—Sí quiero, pero ahora no traigo mucho dinero...
—¿Cómo cuánto tienes...?
—Veinte pesos.
—¡Con eso se hace! ¡Yo pongo cincuenta! —expresó con alegría.
—Va pues, morro, en una hora en mi oficina, ¿de acuerdo?
Tres horas más tarde.
—Sí, sí, pásale Kei.
—Tú sabes las cosas que tenía que hacer... —justificó.
—Ya, no importa —dejó pasar—. Deja tus cosas y vayamos al Oxxo.
Como siempre, esta parejita, digo, estos dos amigos vieron anime, escucharon música, jugaron al Wii y dibujaron. A eso de las once de la noche, Kei pasó a retirarse a su casa.
Al día siguiente, apenas a pocos minutos de salir el sol, en la punta de la Pirinola alguien subió desde lo más alejado de la cima a observar la ciudad. Vestía una larga toga negra con capucha, esta sólo dejaba ver su color de piel crema y sus raros ojos a doble color, el izquierdo era café claro y el derecho azul cielo. El viento sopló haciendo levantar polvo, tierra y empujó unas cuantas piedras también.
Entonces este comenzó a hablar de una manera muy extraña; parecía que tuviese una doble personalidad, usaba una doble voz para hablar consigo mismo, o eso aparentaba.
—Ah... Nogales, nos volvemos a ver... —dijo con voz grave.
—Así es, han pasado dos largos años... —dijo con voz suave.
—Esta maldita ciudad apestosa a cerros, se burló de nuestra idea de tiendas de cultura japonesa, videojuegos y comics... —dijo con la grave.
—Pero esta vez tendremos éxito, ¿no es así, Boom? —dijo con la suave.
—Claro que sí, Comix... Esta es la buena oportunidad... —dijo la voz nombrada Boom.
—Sí... Oh, Nogales. Te mereces estar fea, nadie se burla de Boom ni de Comix... ¡ahora veras lo que es bueno! —exclamó la voz llamada Comix.
—Por cierto... Comix... ¿la extrañaste...? —preguntó Boom.
—No, ¿y tú?
—No.... Para nada... —aclaró dos veces.
Aparece un extraño individuo con problemas de bipolaridad, ¿qué tramará al llegar de esa manera a Nogales?

¿Qué tan enojona puede ser Uzuki? ¿Suzuke terminará de mandilón? ¿Cuántos radioescuchas tiene la radio de Suzuke y Kei? ¿Cuáles son las intenciones de ese extraño sujeto de doble voz en la ciudad, además de quién se trata? ¿Qué estará haciendo Lord Voldemort en estos momentos?

Todas esas preguntas con respuesta y... ¡Esperen, no habrá capítulo la próxima semana! ¿Entonces qué pasará con A Otaku Tale?
A.O.T. entrará en un receso temporal, nosotros les avisaremos cuándo volverá a ser publicado en su Segunda Fase; por mientras, damos por concluida la Primer Fase: Otakus de Nogales Sonora.

¡Espera la Segunda Fase: "Otakus [NM!] y Boom Comix"!
¡¡Muchas gracias por seguir A Otaku Tale hasta este punto, los recompensaré a todos escribiendo la Segunda Fase aun más épica que la Primera!! ¡Hasta pronto!

Atentamente: Andrés Lechuga H.

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5 nov 2013

Leyendas -Lista de leyendas-


Una de las partes más malditas y terroríficas de Conexión Escritora.
Incluso esta sección se siente diferente, ¿no es así? No te asustes, ni cierres la pantalla, ni nosotros sabemos el por qué sucede esto, esperamos solucionar ese problema pronto.
En fin, aquí habrá leyendas de terror en su mayoría, y algunas más de diversos temas.
Esperamos sean de tu agrado.

Lista de leyendas:

Cuentos -Lista de cuentos-


En esta sección encontraras la lista de los cuentos publicados.
No te dejes llevar por la imagen infantil con la que te presentamos esta parte del sitio; ya que contamos con cuentos de diversa índole; elegimos esa promoción ya que pensamos que son representantes clásicos de un cuento, y también tanto chicos como grandes. 
Con el tiempo se irán añadiendo aun más historias interesantes.
¡Qué los disfrutes!

Lista de cuentos:

El violinista [Próximamente].

3 nov 2013

A Otaku Tale [A.O.T.] Capítulo 11 -Facebook y la Radio-

A.O.T

A Otaku Tale

Escrito por:
Andrés Lechuga H.


Capítulo 11:
[Facebook y la Radio].


Dos largos meses han pasado ya desde que Suzuke y Kei abandonaron el proyecto Otakus de Nogales Sonora. Desde entonces no han mencionado el tema ni una sola vez, ni si quiera para bromear. Y en uno de aquellos días, Kei se despertó, se lavó la cara y fue a su comedor; encendió la televisión sin buscar algo que ver, así que el canal Xeny News quedó de fondo de la habitación.
Se trataba de una radio/televisora que transmitía por televisión y radio al mismo tiempo.
—¡Y hoy, nuevamente se menciona lo que los nogalenses llaman: El desastre misterioso del Periférico y la Obregón! —presentó el locutor—. ¡Tenemos a nuestro reportero Pablo Bórquez!
—¡Gracias,  Josué! —dijo Pablo—. Ya han pasado tres meses desde que ese misterioso desastre afectó a la ciudad. Estuve reuniendo información, y fui a encontrarme con oficiales que se encontraban en el reten de los Pimas en el Periférico... —explicó.
—¡¿Qué ha dicho?! —se dijo Kei.
En eso el teléfono de la casa comenzó a sonar; se acercó a ver en el identificador de llamadas, era Suzuke.
—¿Qué pasa, Suzuke? —preguntó.
—¡¿Estáis viendo el canal Xeny?!
—Sí, Suzuke, y deja de hablar como español, no te sale para nada el acento.
—Vale, vale... Ejem... —aclaró su garganta—. Qué aguafiestas eres... Bueno, te iba a decir que no hay que hacer caso a lo que digan en los medios. Nadie tiene grabado nada, todo fue demasiado rápido. Recuerda que yo mismo le rompí el celular a un vato que nos intentó grabar cuando luchábamos en el cielo cerca de la UVM. No hay de qué preocuparse, lo único que tienen son hechos narrados por testigos, ni fotos, ni vídeo, ni nada.
—De hecho, comenzaba asustarme, lo que dices me tranquiliza.
—En fin, iré a desayunar, adiós... —colgó.
—Adiós, provecho.
Kei colgó el teléfono mientras continuaba escuchando a los locutores y reporteros hablar.
—Según estos policías, dos personas no identificadas aparecieron corriendo de la nada, y de alguna extraña manera crearon una ventisca que les hizo caer azotando al suelo.  Y lo mismo dicen varios testigos, ya estuvieron de invitados en programas pasados. A uno de estos se le arrancó la puerta del auto y se le arrebató la bebida que estaba por ingerir. Otros, un grupo de hombres fueron golpeados gravemente por uno de estos.
El sonido del cereal resbalándose por el tazón del desayunó distrajo la atención de Kei por unos segundos. Cuando este volvió en sí, el reportero ya había avanzado en la crónica.
—Y todo terminó al parecer en la aduana del kilómetro veintiuno, los sujetos saltaron por sobre la barrera aduanal con impunidad. Se cree que estas personas son adolescentes, y que en el momento de sus acciones usaron alguna clase de patines o calzado especial para poder deslizarse tan velozmente.
Kei terminó su cereal con pan tostado; guardó la caja y la leche, y aventó a la mierda los platos al fregadero. Entró a su cuarto, encendió el ordenador y se puso como desconectado.
—Veré Onegai Teacher antes de hablar con Suzuke —se dijo.
Los minutos, los días, las semanas, y meses se fueron volando. Pasaron diez enormes meses en los que nuestros héroes descansaron sin preocupaciones, viviendo su vida, pero un día cualquiera, a Kei le llegó un mensaje a la bandeja de correo electrónico. Se trataba de una invitación a una página llamada: "Facebook", lo abrió y el correo decía lo siguiente:


"Eh, tú pendejo, ¿no tienes Facebook aún? Pero si serás anti social, todos estos amigos tuyos ya están en Facebook: Roberto Bolaños, Eduardo Gutiérrez, Luis Torres, ¡y muchos más! ¡¡Así que no seas una nena mamona y únete ya a la mejor red social de todas... !! (Si no es ahora, de todas maneras más tarde lo terminaras haciendo... Hahaha, no puedes escapar).
Atte: Marck Zuckerberg (heart)

—¿Qué onda con esto, qué es Facebook...? —pensó Kei.
—¡Oye! —le mandó Suzuke por MSN.
—¿Qué pasó? —contestó.
—Nada, aquí viendo vídeos de Yayo Gutiérrez, ¿y tú?
—Viendo algo de una red social, un tal Facebook.
—¿Qué es eso? —preguntó Suzuke.
—No sé aún, estoy entrando.
Bastó con unos cinco minutos para que Kei creará su perfil en Facebook. Velozmente sus amigos de la escuela lo agregaron.
—Así que, ellos también están registrados aquí... —se dijo—. Mira —le escribió a Suzuke—. Aquí te paso el link para que te registres.
—Okey, veamos... —contestó.
Suzuke no habló por unos diez minutos, se mantuvo explorando la red social, agregando a amigos y analizándola.
—¿Quizá, esto podría...? —pensó—. No, no volveré a esa época, desesperación y depresión; pero es cuestión de buscar primero, no puedo hacer nada sin antes verificar.
Suzuke comenzó a buscar otakus de Nogales en Facebook, y para su sorpresa encontró al menos unos treinta de una sola vez.
—Esto es... ¡¿tan fácil fue?! —saltó de la silla—. ¡Me malpase, deprimí, lloré, enojé y más! ¡¿Para que en cinco segundos encontrará a más de treinta otakus?! ¡Puta madre! —gritó—. ¡Kei! —escribió.
—¿Cómo viste el sitio?
—¡Ven a mi oficina ahora mismo, tenemos que hablar!
—Eh, claro, pero... ¿sobre qué...? —preguntó extrañado.
—Tú no preguntes y ven, ya veras...
Cuatro horas después.
—Entra ya Kei, no importa tu pinche retraso... —le dijo.
Kei y Suzuke se sentaron, abrieron unas sodas y empezaron a charlar.
—Te seré objetivo, no pude evitar probar esto. Ya que no lo olvidé del todo, a pesar de no hablar del tema, de vez en cuando lo recordaba.
—¿Otakus de Nogales Sonora, no?
—Correcto... Mira... —le mostró el monitor—. La primea vez que busqué hace unas cuatro horas, encontré a unos treinta otakus de Nogales de una sola vez —dio clic para la siguiente página—. Media hora después otros cuarenta —avanzó más—. Y dos horas atrás veinte más... ¿sabes lo qué esto significa? —preguntó.
Kei colocó su vaso sobre el escritorio y observó bien la pantalla.
—Noventa otakus en menos de cuatro horas aquí... Menos de 3 en más de un mes... ¿por qué no sabíamos de este sitio, Suzuke? —volteó a mirarlo.
—No tengo idea, pero dejemos eso de lado —se puso de pie—. Olvidemos un poco el pasado, ahora es el presente (obvio, pendejo), usemos a Facebook como el arma súper poderosa que es, sin conocer a nadie de estas personas, fuimos capaces de encontrar su perfil personal, esto es malo en cierta parte, pero para nosotros es bueno...
—Tienes razón, es terrorífico que alguien pueda encontrar tus datos personales con la acción mínima de un clic, pero entonces, ¿quieres revivir el proyecto, Suzuke?
Un minuto pasó y entonces...
—¡Hay que hacerlo! —exclamó.
—¡Entonces a iniciar de nuevo! —exclamó Kei.
Ambos chocaron palmas y se vieron a los ojos, como nenas que son.
—Y... ¿ahora qué? —dijo Kei.
—¿Un Brawl primero? —propuso Suzuke.
—¡Te patearé el trasero! —anticipó.
—¡Eso está por verse, zorra! —negó.
Y nada, comenzaron al siguiente día.
Suzuke y Kei crearon el Facebook: Otakus de Nogales Sonora: https://www.facebook.com/otakusdenogales y poco a poco, los noventa otakus nogalenses se agregaron al perfil.
—¡Esto va bien! —se dijeron los dos.
—Me emociona mucho —comentó Suzuke.
—La verdad, hay que seguir buscando...
De pronto, un mensaje le llegó por Skype a Suzuke; era el jefe de Radio Pocky.
—Suzuke, este mensaje también va para Kei, se lo pasas porque no está conectado —envió.
—Está aquí conmigo de hecho, también lo leerá.
—Par de jotos... —pensó—. Bien, les aviso que ya no existirá Radio Pocky, mi socia y yo ya no pudimos pagar el servidor, además de que estamos ocupados con otros proyectos de la vida real, este era más un pasatiempo que algo serio, así que el mando de una nueva radio pasará a manos de Nic, Radio Anime Obsesión o un rollo así trae el vato, de todas formas, muchos ya de Pocky se pasaron a esa, ustedes fueron los últimos en ser avisados, y sin más que decirles me despido. Ya no estaré en este Skype, fue un gusto conocerlos, saludos y hasta siempre.
—Hasta siempre... —le alcanzó a escribir.
Suzuke y Kei iniciaron con su nuevo programa en Radio Anime Obsesión a un mejor horario; cambiando su nombre de Insomnio a ¡Anime Time! Pero no se sintieron a gusto con el nuevo jefe Nic, sólo hicieron como dos programas, dijeron excusas para no hacer más programas unas semanas y finalmente renunciaron, y días después, una tarde caminando por la calle, bueno no, más bien por la banqueta, si no los atropellarían a la chingada.
—Sabes Kei, he estado pensando en algo, y creo que eso nos puede ayudar a mejorar el proyecto de Otakus de Nogales Sonora...
—¿Sí, de que se trata? —preguntó curioso.
—Bueno, escucha, aprendimos mucho de Radio Pocky; Nic y otros locutores, así que creo que somos capaces de hacer eso, ¿no crees? —explicó.
—¿Y eso a qué viene...?
—Tú sabes, una radio otaku en Nogales, tenemos experiencia... Otakus de Nogales...
—Conque eso era... —Kei sonrió.
—¿Entonces...? —sonrió Suzuke.
Ambos chocaron manos y dijeron al mismo tiempo.
—¡Hagamos una radio! —exclamaron alzando sus brazos en media banqueta—. ¡La primer radio otaku de Nogales, Sonora en línea!

¿De verdad eran tan pendejos como para no conocer Facebook? ¿Cómo se llama el jefe de Radio Pocky? ¿Quién es Nic? ¿Cómo se llama la socia del jefe? ¿Les saldrá bien todo este desmadre? ¿El próximo será el último capítulo de la primer fase?

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1 nov 2013

La chica del panteón [Leyenda Nogalense]

La chica del panteón
[Leyenda Nogalense]

Adaptación de:
Andrés Lechuga H.

Eran alrededor de las doce de la madrugada de un dos de noviembre.
Una espesa neblina mantenía manejando con cuidado a un aventurado taxista que había entrado a la Avenida Reforma. Ya era muy tarde, todos los puestos de la Feria del Hueso se encontraban cerrados, pero este solitario sujeto mantenía la idea de encontrar algún olvidadizo ciudadano que necesitase un aventón a su casa, pero a su vez movía la mirada hacía los espejos y alrededor para cuidarse de la policía, ya que él no debía estar ahí, se suponía que cerraron la calle para el festejo mexicano.
Sintonizó la única radio que transmitía música de su gusto a esa hora, ajustó el volumen y se concentró aun más en el camino; redujo la velocidad y se enderezó en el asiento. La niebla se había hecho más densa que antes. Con miedo a ser visto por alguna patrulla encendió las luces, y fue ahí cuando una dorada cabellera reflejó lo transmitido por los faros del taxi.
Se trataba de una joven mujer, no llegaba a los treinta años. Llevaba puesto un vestido rojo, unos tacones blancos de gran plataforma y portaba una larga cabellera dorada; más brillante que cualquier otra piedra preciosa habida y por haber.
Al taxista le impresionó mucho la chica y aun viéndose de espaldas, este consideró que se trataba de una joven y bella mujer; entonces se orilló y con el claxon consiguió la atención de la joven muchacha.  
Bajó el vidrio del asiento del copilotó y entabló conversación.
—Buenas noches, señorita, ¿necesita que la lleve a su casa? —preguntó con una amigable sonrisa.
—Buenas noches, sí, necesito llegar a mi casa, me salí sin permiso, y si se dan cuenta que no estoy, me irá muy mal... —explicó un tanto apenada.
La joven reveló al taxista sus bellos zafiros oculares, sus gruesos labios rojos y delicados rasgos femeninos que harían caer rendido a cualquiera.
—De acuerdo, suba entonces —indicó.
Pero la muchacha no subió, sólo se quedó ahí parada moviéndose ligeramente.
—¿Qué sucede? —preguntó—. No tema, no le haré daño —sonrió de nuevo.
—No... —dijo casi entre dientes—. Es sólo que... No creo tener dinero suficiente como para pagar un viaje tan extenso...
—Dígame hasta donde va, y le digo cuanto le costaría.
—Al final de la Reforma, cerca del Panteón...
—¿Considera eso lejos? —preguntó retóricamente—. ¡Está a unos minutos! Serán... quince pesos solamente.
La chica sonrió aliviada y con fuerza estrujó un arrugado billete de veinte pesos que sostenía como si lo estuviese escondiendo en su mano derecha; abrió entonces la puerta de pasajeros del taxi y subió. En  lo que llegaban, el taxista deseaba saciar algunas dudad que le habían surgido al presentársele tal situación.
—Una chica como usted, en un lugar como este, a estas altas horas de la noche y aparte sola... ¿se encuentra bien? —dejó llevar sus palabras.
—No debía salir todavía, es demasiado temprano —miró hacia un lado—. Desde ayer estoy fuera de casa, y como mi familia ha estado durmiendo, no se dieron cuenta de mi ausencia, pero están por despertar. Tendré problemas si van a buscarme y no estoy, se supone que estoy durmiendo hace ya un tiempo.
—¿Está fuera de su casa desde ayer? —se impresionó—. Si que se encuentra en un grave lio, señorita.
Mientras ella y él hablaban, intercambiaban miradas por el retrovisor.
—Así es, por eso debo apresúrame, creo que no lo lograré —mordió su labio.
—Disculpe por entrometerme tanto, pero podría saber... —se detuvo unos segundos—, ¿qué fue a hacer durante un día entero? —acomodó sus manos en el volante.
—Visité viejos amigos, amantes y familiares... —bajó su mirada—. Muchos cambiaron, no tenía idea de la situación en la que los iba a encontrar. No me trataron como esperaba, al contario, les disgustó verme...
—¿Tantas personas debía ver que le tomó un día entero?
—Así es, he pasado por muchas cosas...
—¡Pero no se desanime! —exclamó—. Así es la vida después de todo...
—¿A qué se refiere...? —interrumpió.
—Lo que quiero decir es que la gente muchas veces cambia, o en realidad no era quien uno creía; uno apostaría su vida por aquellos que ama, pero ellos no por uno... Pero al final uno se da cuenta que de verdad tiene gente al rededor que le aprecian de verdad... ¿o me equivoco...?
La muchacha se quedó callada unos segundos.
—Tiene razón... Ellos me trataron hoy así, pero mi familia siempre estuvo conmigo, desde hace ya muchos años... —sonrió con sus blancas perlas relucientes—. Aunque de todas formas, ellos no me visitaban hace ya un tiempo, quería saber si les había pasado algo... Pero ya no importa.
—¿Ve? No es tan malo...
—Aquí es... —dijo seria y espontanea.
Habían llegado a donde la chica quería; la niebla se había adelgazado un poco, pero no del todo.
—¿Dónde es? —preguntó el taxista,
—¡Allí! —señaló.
La oscuridad de la noche y la blanca tela no dejaron ver al taxista donde le había indicado la joven; pero para no quitarle más tiempo sólo asintió con la cabeza.
—¿Quince pesos había dicho, verdad?
—Así es.
—Aquí tiene, guarde el cambio —le entregó un billete de veinte pesos.
—Gracias... —sonrió.
El taxista observó como la chica temblaba del frío, así que antes de que se alejara del auto la tomó de brazo y le ofreció su chamarra.
—No es necesario, señor, gracias.
—Vamos, sólo por esta noche, de camino a su casa podría tomar un resfriado, sería malo que eso pasara, no lo puedo permitir.
—Si eso es lo que piensa, se lo agradezco... —se puso la chamarra—. Gracias... Venga por la mañana, no estaré, pero dejaré su chamarra a la vista, así podrá recuperarla.
—De acuerdo, suena bien pero... disculpe hacerle esta pregunta pero... si no encuentro su casa, ¿qué nombre debo decir para que indiquen la dirección?
—No es problema, no tiene porqué disculparse... —sonrió—. Ni nombre es Mirna Hernández.
Entonces sin decir más y quitándole oportunidad al amable taxista de decir algo más, Mirna se apresuró a irse.
Más tarde, casi para dar las nueve de la mañana, el taxista volvió en busca de su chamarra.
Buscó en la zona pero no encontró su prenda por ningún lado; se fastidió un poco, ya que en ese lugar, en ese día la gente caminaba como sardinas.
A lo lejos vio alguien que salió de su casa y se acercó.
—Buenos días, disculpe pero, ¿no sabrá dónde encontrar a Mirna Hernández?
Era un anciano, ya casi sin nada de cabello; con unas cejas plateadas muy pobladas, alto y delgado.
Vestía una camisa amarilla con líneas del mismo en un tono más fuerte, pantalón crema y zapatos de vestir cappuccino,
—¿Mirna Hernández? ¿Alguien güera y de ojos azules?
—¡Sí, ella misma! —exclamó feliz el taxista.
—Sígame... —le miró extrañado.
—¡Gracias! —sonrió.
—Es la primer persona que viene a verla en mucho tiempo que no sea yo —comentó—. Ella y yo nos vemos un par de veces en el año. Atiendo un negocio así que no puedo descuidarlo.
El taxista sin darse cuenta, debido a la cantidad de gente y por venir concentrado escuchando al anciano, no se percató de que había sido guiado dentro del panteón.
—Aquí está... Mirna, buenos días, tienes un visitante...
Habían llegado ambos a una tumba, esta decía claramente: "Aquí yace Mirna Hernández", el año de fallecimiento estaba borroso, pero el año nacimiento decía: "1950".
—Esto debe ser un malentendido, señor, yo...
—Qué raro... —interrumpió—. Alguien dejo su chamarra olvidada aquí... —tomó la prenda—. Estando entre tanta gente no es de extrañarse.
Los ojos casi saltan fuera de las cuencas del taxista.
—¿Me... deja... ver... esa... chamarra? —preguntó casi sin voz.
No había duda alguna, era su chamarra. El mismo olor, textura, talla y algunos hilos salidos se mantenían donde mismo. Entonces observó las cercanas tumbas de junto, se alcanzaba a leer: "Jaime Hernández", "Susana Morales de Hernández", "Alexan Hernández" y "Luis Hernández".
Sin aliento, casi a punto de desmayarse, el taxista retomó la palabra.
—Disculpe... esta... mujer... ¿murió joven...? —preguntó a duras penas.
—Sí... —dijo sin rodeos—. Fue un trágico accidente familiar, los viejos de esta colonia nunca lo olvidaran... La pobrecita no llegó ni a los treinta años de edad... 
El taxista sin decir nada más se alejó en una rápida caminata, dejando al anciano hablando solo.

28 oct 2013

A Otaku Tale [A.O.T.] Capítulo 10 -Descuido-

A.O.T

A Otaku Tale

Escrito por:
Andrés Lechuga H.

Capítulo 10:
[Descuido].



—¿Dices que abandonas el proyecto? —preguntó Suzuke—. ¿De qué estás hablando?
—Como dije, esto está comiendo demasiado tiempo —escribió.
—Entiendo...
—Pero no seas nena, no por esto dejaremos de ser amigos.
—Hahaha, ya lo sabía, idiota —se sonrojó.
Los días fueron pasando con velocidad, entonces en una ocasión mientras Suzuke miraba imágenes graciosas de YahooRespuestas, se le ocurrió una idea un tanto estúpida.
—¡Haré una pregunta para buscar a otakus de Nogales! —se dijo alegre.
Cada cuarenta y cinco segundos actualizaba la página con la pobre esperanza de encontrar una o más respuestas, pero no sucedió nada.
Entre bostezos y pestañeos somnolientos se dieron las dos de la mañana.
—¡Mierda! ¡¿Ya es tan tarde?! Bueno, seguro más tarde habrá respuestas, seguro que sí.
Una semana pasó, y Suzuke, al darse cuenta del fracaso de proyecto que tenía, decidió hablar con Kei al respecto.
—Tenías razón... —le escribió.
—¿Sobre qué? —contestó extrañado.
—Lo del proyecto, creo que ya lo abandonaré. Sólo me hizo gastar tiempo innecesario, pude haber hecho algo de mayor importancia que buscar otakus que no existen.
—Qué bueno que al fin recapacitaras, perdimos mucho tiempo en algo que nunca iba a prosperar, mejor hay que hacer otras cosas como dices, ¿no?
—Así es, pero no lo dejaré del todo en sí; quizá lo intente años más tarde.
—Déjalo por ahora, no pienses en nada más.
—Está bien... —contestó después de un rato.
Mintió, en secreto continuó revisando el canal de YouTube por aproximadamente un mes más al que le dijo a Kei, pero después lo dejó finalmente. El resto del tiempo Suzuke y Kei transmitieron en una radio en línea, de la cual habían estado ausentes desde que iniciaron el proyecto Otakus de Nogales Sonora. Está radio se llamaba Radio Pocky; en la cual ambos tenían un programa  a las diez de la noche llamado Insomnio, donde hablaban de anime, manga, frikadas y demás cosas otaku.
—¡Comenzamos con Insomnio! Tu programa favorito a estas altas horas de la noche. Los saluda Suzuke Amaterasu.
—¡Los saluda Kei Bitt! —exclamó con tono mamón de locutor de radio—. En el programa de hoy tendremos noticias sobre los nuevos animes de temporada verano-otoño, información sobre la salida del relleno de Naruto Shippuden, ¡y mucho más!
—¡Así es! —mismo tono que Kei—. Son las diez con dos minutos de la noche, vamos con esta canción que seguramente todos conocerán, ¡vamos y regresamos aquí en la radio!
—¡Radio Pocky 80.05!
—¡Explotando tus sentidos! —gritaron ambos al micrófono.
—Sí, empezamos bien, ¿no? —se halagó Suzuke.
Entonces a los días posteriores, Suzuke recordó aquella chica del grupo de MSN de Mierminda, Los Amantes del Anime. Uzuki Takanori, no estaba conectada, y hace tiempo le había rechazado la invitación a Suzuke para hablar por chat, como fue hace mucho, quiso intentarlo de nuevo.
Al pasar de las horas, ella milagrosamente se conectó.
—Hola —le escribió Suzuke veloz, que pinche desesperado.
—Hola... —contestó Uzuki.
Y antes de que Suzuke pudiese escribir algo, Uzuki le mandó un mensaje velozmente.
—¡Tú! ¡¿Acaso eres Suzuke Amaterasu?! Ese wey del proyecto de Otakus de Nogales Sonora, ¿no?
—¿Eh? Sí... ¿cómo lo supiste? —se sorprendió.
—Por todos los chingados mensajes que no paraste de enviarme donde decías que buscabas otakus en Nogales... Por eso... —escribió creídamente.
—Ah, eso lo explica todo...
—Igual, ¿cómo conseguiste mi correo?
—Este... Por el grupo de esa Mierminda, Los Amantes del Anime.
—Así que por eso.
—Sí.
—Tengo que salir, adiós.
—¡Que te vaya bien! Hasta luego.
Y en cuanto ella se desconectó, Kei había iniciado sesión.
—¡Kei, weon! —Suzuke envió zumbido.
—¡Pinche Suzuke, asesino!
—¿Eh, qué pedo con tu vida? —preguntó.
—Ósea wey, ósea... ¿qué no sabes que por cada zumbido que envías un chino muere?
—¡Hahahahaha! No seas mamón, Kei.
—Hahaha, y qué, ¿qué haciendo?
—Terminaba de hablar con esa chica Uzuki.
—¿La que supuestamente usarías para Otakus de Nogales Sonora?
—No menciones ese proyecto, además, es bueno conocer gente nueva, y lo de usarla era broma, quisiera hacerme su amigo.
—Sí, en eso tienes razón.
—Sí, quién sabe que podría pasar en el futuro con esta chica, es hostil, pero me cayó bien la tipa.
—Qué bien, Suzuke —escribió—. Oye vengo, tengo unas cosas que hacer.
—Bien.

¿Este capítulo te pareció aburrido, verdad? ¿Tendrá Uzuki un papel importante en el futuro de esta chingadera de historia llamada A.O.T.?  ¿Retomaran nuestros héroes el proyecto? ¿Cuánto creen que gano como narrador de esta madre?

Todas esas preguntas con respuesta (otras no) y más en el próximo capítulo de... A Otaku Tale.

Próximo capítulo: Facebook y la Radio.

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