28 oct 2013

A Otaku Tale [A.O.T.] Capítulo 10 -Descuido-

A.O.T

A Otaku Tale

Escrito por:
Andrés Lechuga H.

Capítulo 10:
[Descuido].



—¿Dices que abandonas el proyecto? —preguntó Suzuke—. ¿De qué estás hablando?
—Como dije, esto está comiendo demasiado tiempo —escribió.
—Entiendo...
—Pero no seas nena, no por esto dejaremos de ser amigos.
—Hahaha, ya lo sabía, idiota —se sonrojó.
Los días fueron pasando con velocidad, entonces en una ocasión mientras Suzuke miraba imágenes graciosas de YahooRespuestas, se le ocurrió una idea un tanto estúpida.
—¡Haré una pregunta para buscar a otakus de Nogales! —se dijo alegre.
Cada cuarenta y cinco segundos actualizaba la página con la pobre esperanza de encontrar una o más respuestas, pero no sucedió nada.
Entre bostezos y pestañeos somnolientos se dieron las dos de la mañana.
—¡Mierda! ¡¿Ya es tan tarde?! Bueno, seguro más tarde habrá respuestas, seguro que sí.
Una semana pasó, y Suzuke, al darse cuenta del fracaso de proyecto que tenía, decidió hablar con Kei al respecto.
—Tenías razón... —le escribió.
—¿Sobre qué? —contestó extrañado.
—Lo del proyecto, creo que ya lo abandonaré. Sólo me hizo gastar tiempo innecesario, pude haber hecho algo de mayor importancia que buscar otakus que no existen.
—Qué bueno que al fin recapacitaras, perdimos mucho tiempo en algo que nunca iba a prosperar, mejor hay que hacer otras cosas como dices, ¿no?
—Así es, pero no lo dejaré del todo en sí; quizá lo intente años más tarde.
—Déjalo por ahora, no pienses en nada más.
—Está bien... —contestó después de un rato.
Mintió, en secreto continuó revisando el canal de YouTube por aproximadamente un mes más al que le dijo a Kei, pero después lo dejó finalmente. El resto del tiempo Suzuke y Kei transmitieron en una radio en línea, de la cual habían estado ausentes desde que iniciaron el proyecto Otakus de Nogales Sonora. Está radio se llamaba Radio Pocky; en la cual ambos tenían un programa  a las diez de la noche llamado Insomnio, donde hablaban de anime, manga, frikadas y demás cosas otaku.
—¡Comenzamos con Insomnio! Tu programa favorito a estas altas horas de la noche. Los saluda Suzuke Amaterasu.
—¡Los saluda Kei Bitt! —exclamó con tono mamón de locutor de radio—. En el programa de hoy tendremos noticias sobre los nuevos animes de temporada verano-otoño, información sobre la salida del relleno de Naruto Shippuden, ¡y mucho más!
—¡Así es! —mismo tono que Kei—. Son las diez con dos minutos de la noche, vamos con esta canción que seguramente todos conocerán, ¡vamos y regresamos aquí en la radio!
—¡Radio Pocky 80.05!
—¡Explotando tus sentidos! —gritaron ambos al micrófono.
—Sí, empezamos bien, ¿no? —se halagó Suzuke.
Entonces a los días posteriores, Suzuke recordó aquella chica del grupo de MSN de Mierminda, Los Amantes del Anime. Uzuki Takanori, no estaba conectada, y hace tiempo le había rechazado la invitación a Suzuke para hablar por chat, como fue hace mucho, quiso intentarlo de nuevo.
Al pasar de las horas, ella milagrosamente se conectó.
—Hola —le escribió Suzuke veloz, que pinche desesperado.
—Hola... —contestó Uzuki.
Y antes de que Suzuke pudiese escribir algo, Uzuki le mandó un mensaje velozmente.
—¡Tú! ¡¿Acaso eres Suzuke Amaterasu?! Ese wey del proyecto de Otakus de Nogales Sonora, ¿no?
—¿Eh? Sí... ¿cómo lo supiste? —se sorprendió.
—Por todos los chingados mensajes que no paraste de enviarme donde decías que buscabas otakus en Nogales... Por eso... —escribió creídamente.
—Ah, eso lo explica todo...
—Igual, ¿cómo conseguiste mi correo?
—Este... Por el grupo de esa Mierminda, Los Amantes del Anime.
—Así que por eso.
—Sí.
—Tengo que salir, adiós.
—¡Que te vaya bien! Hasta luego.
Y en cuanto ella se desconectó, Kei había iniciado sesión.
—¡Kei, weon! —Suzuke envió zumbido.
—¡Pinche Suzuke, asesino!
—¿Eh, qué pedo con tu vida? —preguntó.
—Ósea wey, ósea... ¿qué no sabes que por cada zumbido que envías un chino muere?
—¡Hahahahaha! No seas mamón, Kei.
—Hahaha, y qué, ¿qué haciendo?
—Terminaba de hablar con esa chica Uzuki.
—¿La que supuestamente usarías para Otakus de Nogales Sonora?
—No menciones ese proyecto, además, es bueno conocer gente nueva, y lo de usarla era broma, quisiera hacerme su amigo.
—Sí, en eso tienes razón.
—Sí, quién sabe que podría pasar en el futuro con esta chica, es hostil, pero me cayó bien la tipa.
—Qué bien, Suzuke —escribió—. Oye vengo, tengo unas cosas que hacer.
—Bien.

¿Este capítulo te pareció aburrido, verdad? ¿Tendrá Uzuki un papel importante en el futuro de esta chingadera de historia llamada A.O.T.?  ¿Retomaran nuestros héroes el proyecto? ¿Cuánto creen que gano como narrador de esta madre?

Todas esas preguntas con respuesta (otras no) y más en el próximo capítulo de... A Otaku Tale.

Próximo capítulo: Facebook y la Radio.

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21 oct 2013

A Otaku Tale [A.O.T.] Capítulo 9 -Regreso a Nogales-

A.O.T

A Otaku Tale

Escrito por:
Andrés Lechuga H.

Capítulo 9:
[Regreso a Nogales].



El silencio incómodo duró alrededor de un minuto, pero imaginen que pasaron unos segundos, así leerán más rápido esta chingadera.
—¡¿En serio?! —preguntó Suzuke impactado.
Kei se le quedó viendo por unos segundos (ahora sí) con una sonrisa que aparentaba ser un tanto falsa.
—Nah, no es cierto —rió—. ¡¿A qué te asustaste?!
—La verdad sí, pero estos son negocios serios, no vuelvas a jugar con eso por favor... Así la neta.
—¡Bueno! —interrumpió El Ojo—. ¿Qué tal si tomamos un rato? Kagura fue al Oxxo por cervezas.
—Oye... —dijo Suzuke—. Me está poniendo nervioso todo esto... —se le acercó al Ojo, rodeo sus hombros con su brazo—. ¡¿A qué pinche Oxxo fue esa vieja?! ¡Estamos en medio de la nada!
—Suzuke, no tienes porqué... —dijo el Ojo.
—¡En serio! —interrumpió—. ¿De dónde traen la comida y demás cosas para sobrevivir? No creo que todo este en ese Oxxo al cual fue a comprar cerveza...
—Bien, cálmate Suzuke —lo alejó—. Vamos a sentarnos, y les explicaré a ambos como la hacemos, ¿bien?
—Me parece perfecto... —dijo Suzuke.
—Mientras pistiemos, todo bien... —dijo Kei.
Los cuatro tomaron asiento y empezaron a beber y a charlar. Entonces todo los llevo a la una de la mañana. Borrachos y sin mucha conexión con sus sentidos fueron a dormir.
A la mañana siguiente, como a las diez, para no querer molestar más; Suzuke y Kei empacaron y salieron del edificio del OjoRinnegan.
—¿Seguros que no quieren desayunar? —dijo Kagura.
—Sí, deben andar igual de crudos que yo... —dijo el Ojo—. O incluso más... ¿Cuántos 48's se tomó cada quien? —se sobó la cabeza.
—Por favor, no hables de cerveza ahora... —dijo Suzuke—. No se te hará bonito lo que puede pasar...
—¡Hahahaha, pinche Suzuke! Bueno, última oportunidad... ¿seguros que no quieren desayunar?
—No, de verdad, ya fue mucha molestia, en serio... —sonrió Suzuke.
—Sí, ya hicieron mucho por nosotros... —sonrió Kei.
El OjoRinnegan y su asistente Kagura sonrieron también.
—Bien, Kei... Una, dos... ¡tres...!
—¡Muchas gracias por su hospitalidad y ayuda! —dijeron los dos al mismo tiempo con una reverencia mamona tipo japonesa-anime.
—De nada... regresen cuando quieran —dijo el Ojo.
Pues, ni se esperen nada, estos dos personajes de relleno puede que ni vuelvan a salir en toda la puta serie, así que ni se preocupen por ellos, no los extrañen, ya tuvieron mucho tiempo en pantalla, ya, ya estuvo.
Suzuke y Kei dieron media vuelta y comenzaron a caminar rumbo a Nogales.
Unos minutos pasaron, y cuando estuvieron suficientemente alejados del gigantesco edificio del OjoRinnegan , Kei sugirió algo.
—Oye, Suzuke, ¿piensas lo mismo que yo?
—No Kei, estoy crudo. No puedo correr de aquí a Nogales, no ahora. Mejor disfrutemos del paisaje Sonorense que tenemos frente a nosotros, como me caerían bien unas vacaciones ahora mismo.
¡Así es, esta es una grandiosa oportunidad! ¡Llama al 01 800 200 8766, para adquirir el fabuloso paquete de siete noches y ocho días en las fabulosas tierras desérticas de Sonora! ¡Cuatro días y 3 noches en las históricas calles de Álamos! ¡Seis noches y cinco días en el tranquilo pueblo de Huatabampo! ¡Dos días y una noche en la heroica Nogales! ¡Y medio día en el infierno de Hermosillo! Porque seguro te carbonizaras por el pinche calor de horno después de un rato.
Todo este increíble paquete por el modesto precio de $4999,99.mxn.
Y si llamas en los próximos tres segundos te daremos un ferrari de regalo... ¡muy tarde!
Llama ahora, las operadoras están esperando. (Aceptamos VISA y MasterCard, también puedes abonar en Oxxo o en el changarro de la esquina, menos en el que está cerca de tu casa, en ese no).
Sí, ese fue un anuncio, de algo tenemos que tragar, en fin. Continuemos.
La noche les cayó a nuestros héroes, pero no pensaban dormir en la noche en ese desierto, así que con esfuerzo se mantenían en pie.
—Ya estamos cerca, Kei... Si no veo mal, esas de allá son las nalgas del Mono Bichi —señaló.
—Haha... No mames, Suzuke. Te escuchaste bien homosexual.
—Sólo lo dije para hacer reír a la gente...
—¡¿Qué gente?! —exclamó extrañado—. Estamos nosotros dos nomás...
—¡Ah! Sí... jugaba, estamos sólo nosotros dos... —mirada sospechosa hacia los lados—. De todas formas, hay que apresurarnos, tengo mucha hambre, y cierto wey me echó a perder toda mi olla de mole... Como me caerían bien unos taquitos así calientitos...
—¡Calla, me ruge la tripa! —exclamó Kei.
Una hora después llegaron a la ciudad; cada quien entró a su casa y siguió con su interesantísima vida.
A la mañana siguiente Suzuke se levantó a eso de las nueve. Se duchó, desayunó y fue a su habitación. Abrió las persianas y se quedó viendo al cielo un rato.
—¿En dónde están esos frikis por gusto por el anime, manga, yaoi y todas esas cosas...?
Entonces el ladrido del perro de Kei le hizo volver en sí.
Encendió el ordenador y vio que su amigo aun no se conectaba.
—Este Kei, no aguanta las desveladas.
Era jueves, así que Suzuke tenía por ver el capítulo de manga de Naruto que salió el día anterior y un episodio de Naruto Shippuden que había salido ese mismo día.
Una media hora pasó, y vio y leyó Naruto; fue cuando Kei le habló por MSN.
—¡Oye! —escribió Kei.
—¿Qué pasa?
—Lo estuve pensando bien, y creo que debemos abandonar el proyecto.
—¿Eh, por qué quieres hacer eso?
—Nos está haciendo perder mucho tiempo, dejamos la locución de Radio Pocky por estar ahí metidos con este proyecto. No está dando frutos, es un árbol muerto... Suzuke.
(Es un árbol muerto. Es un árbol muerto. Es un árbol muerto). (Imagínense un efecto de eco en la cabeza de Suzuke).
—¿Un árbol muerto, no? —se levantó de su silla y miró por la ventana de nuevo.
Entonces volvió a sentarse frente a su computadora, Kei había mandado algo más.
—Quizá dirás que conocimos un par de otakus en el camino que llevamos recorrido en este proyecto, pero no son los suficientes. Ya nos dimos cuenta que no hay otakus en la ciudad, somos muy pocos, casi nada, como para las magnitudes de eventos que queremos hacer, es una pérdida de tiempo. Abandonemos el proyecto, ¿sí?
Suzuke pensó en todo lo que quería ver en Nogales, era felicidad. Convenciones, tiendas, eventos, todo un paraíso.
—No, no lo abandonemos... —escribió Suzuke sin emoción.
—Bien, en ese caso, abandono el proyecto.

¿Se terminaran peleando esta pareja de novios? ¿Te atreves a llamar al número que pusimos en el capítulo? ¿Compraras el baratísimo paquete que A Otaku Tale te ofrece? ¿Qué sucederá con el proyecto Otakus de Nogales Sonora?

Todas esas preguntas con respuesta (otras no) y más en el próximo capítulo de... A Otaku Tale.
Próximo capítulo: Descuido.

(En serio llamen, es un número de verdad).

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14 oct 2013

A Otaku Tale [A.O.T.] Capítulo 8 -Bienveidos-

A.O.T

A Otaku Tale

Escrito por:
Andrés Lechuga H.

Capítulo 8:
[Bienvenidos].

Suzuke se acercó a tocar el timbre, inmediatamente después unos morados ojos se abrieron iluminando la oscuridad en alguna parte del edificio.
—Kagura... —dijo el OjoRinnegan—. Parece ser que nuestros invitados han arribado... —una sonora voz grave retumbó la habitación.
—Sí... —contestó Kagura—. Iré a abrir... —dijo con voz seria.
—No... —se puso de pie—. Yo iré....
Y afuera, nuestros héroes desesperados se encontraban.
—Sí... —dijo Kei—. Nos tomó el pelo, de seguro este es un viejo edificio abandonado que conocía, entonces lo aprovechó para jugarnos esta broma, nunca confíes en alguien en internet....
—¿Ya viste el número de pisos? —preguntó retóricamente Suzuke—. Sea en escaleras o en ascensor no se bajan rápidamente... Además Kei, ¿qué haría un edificio así tan cuidado en medio de la nada?
La cerradura rechinó, varios candados cayeron al suelo y la puerta abierta dejo ver un oscuro interior.
—Bienvenidos sean... Suzuke... Kei... —dijo el OjoRinnegan.
—¡Bu-buenas ta-tardes! —saludó Kei.
—Buenas tardes... —dijo Suzuke—. Vaya... —pensó—. No sabía que tendría un gusto tan siniestro, sabía que le gustaba el metal, el rock y el acero pero... ¿esto?
—¡Suzuke, amigo, finalmente nos conocemos! —se echó sobre Kei.
—Qué... ¿qué pedo? —pensó Suzuke
—¡Ey, no mames! ¡Yo no soy Suzuke! —lo empuja.
Una persona bajita, poco arreglada, pálida, con ojeras, cabello largo puntiagudo oscuro desordenado, y bastante delgado se mostró, él era el OjoRinnegan.
—¿En serio? —preguntó mientras se levantaba—. Siempre pensé que Suzuke era feo, entonces pensé que eras tú... ¿Kei, no?
—¡¿Qué quisiste decir con eso, maldito loquendero de pacotilla?! —lo toma del cuello de la playera.
—Tranquilo, Kei —los separó—. Hehehehe.... —se sonrojó—. Bueno, Ojo... Tengo mis secretitos de belleza.
—Tú has de ser muy pinche guapo, ¡cabrón! —insultó Kei.
—¿Con que cabrón, no? Bien... Yo que los quería ayudar a hacer el vídeo... —dio un paso atrás.
—¡Kei, no seas nena! —lo tomó de la cabeza—. ¡Discúlpate con él! —le susurró.
—¡No, ni mergas...!
—Estoy a punto de cerrar la puerta, oh, ¡que cabrón que soy! —vaciló.
—¡Bien...! —exclamó, Suzuke lo forzó a hacer reverencia—. ¡Lo siento mucho!
El OjoRinnegan azotó la puerta, pero la abrió velozmente de nuevo.
—¡Pasen, son bienvenidos! —rió al final.
—Está muy oscuro —pasaron—. ¿No nos vas a violar, o sí? —comentó Kei.
—Oh, ¿eso? —contestó el Ojo—. Es problema de los fusibles...
El OjoRinnegan golpeó la caja de poder varias veces, entonces las luces de todo el edificio se encendieron.
Fuentes, una recepción, dos ascensores, escaleras, piso impecable, estatuas y lujosas obras de arte se presentaron.
—¡¡Oye, Ojo!! —preguntó Suzuke—. ¡¡¿Cuánto dinero se supone que ganas con cada vídeo?!!
—Eso es un secreto... —se acercó al ascensor—. Pero, háganse una idea viendo todo esto...
Subieron al elevador.
—Este rascacielos tiene exactamente seiscientos sesenta y seis pisos. De los cuales sólo uso como cinco o seis, no sé que hay en los demás.
—Hijo de su pinche madre... ¿ósea es neta? —pensó Suzuke.
—Con la pasta que le sale por las orejas podría comprar Nogales y mandarnos a todos a la chingada... —pensó Kei.
Las puertas se abrieron.
—Bienvenidos al piso... Esté... No sé en realidad que número es, ustedes pasen... Hahaha...
Una cocina, unos sofás, un comedor y un televisor de pantalla plana en la habitación.
La comida ya estaba servida.
—¡¿Kagura, estas por aquí?! —preguntó en voz alta el Ojo.
—¡Es verdad! —dijo Suzuke—. ¿Vives con tu asistente, no?
—Así, es... Debe estar en otra parte... Como sea... ¡A comer!
—¡Buen provecho! —dijeron los dos.
Pavo, elotes, puré de papa y ensalada para satisfacer el hambre.
—¡Todo esto está muy rico! —agradeció Suzuke.
—No es... —dijo el Ojo.
—¡He vuelto! —anunció Kagura—. ¡Les hice un poco de limonada, espero sea de su agrado! ¡La hice con mucho amor! —giño el ojo y sonrió al final.
Una chica de cabello azul, voluptuosa, alta, delgada, con ojos rojos, hermosa y con una linda sonrisa apareció frente a ellos.
Suzuke y Kei escupieron su comida al ver a tal chica.
—¡¿Cómo fue que este mal nacido se consiguió a tal chica?! —pensó Suzuke.
—¿Qué tan exitoso se puede ser con tan sólo hacer un vídeo de menos de cinco minutos aventándole a temas que todos odian? —pensó Kei.
—¿Qué sucede, no les gusta la limonada? —se deprimió Kagura.
—¡No, por supuesto, dame un gran vaso, por favor! —gritaron los dos al mismo tiempo sonrojados.
Y el OjoRinnegan los vio a los dos con una mirada de: ¡Mucho cuidado con ella, cabrones! Y entonces ambos se asustaron y se calmaron o seguro no les haría el favor.
La comida terminó y el Ojo fue por su laptop para pasar a trabajar.
—Aquí tienes el USB... —dijo Suzuke.
Entonces el Ojo subió el vídeo a su canal.
—Bien, sólo es cuestión de unos días para que haya una respuesta, no es como si fuera un tema cualquiera, esto sólo cubre a ciertas personas de un área específica, habrá que ser pacientes.
—Disculpa las molestias que te causamos... Hehe —se disculpó Suzuke.
—No hay problema, eres mi amigo desde hace tiempo, lo que ocupes...
—Muchas gracias... —agradeció Suzuke.
La noche cayó y Kagura les mostró sus habitaciones de huésped, y al siguiente día en el desayuno comenzaron a charlar.
—¿Entonces... como fue que llegaron hasta aquí? —preguntó el Ojo mientras comía HotCakes.
—Con una carrera... —dijo Suzuke—. Partimos más o menos desde el inicio de la ciudad hasta el final, y de ahí un poco hasta el desierto, porque nos cansamos, entonces comimos y seguimos caminando tranquilamente...
—Por cierto... —dijo Kei. (Hace rato que no decía nada este cabrón)—. Al volver tenemos que ser cuidadosos, destruimos gran parte de la ciudad.
—¿Gran parte solamente? —rió el Ojo—. Yo una vez destruí la ciudad de Encarme, aquí en Sonora.
—No hay ninguna ciudad que se llame Encarme... —dijo Kei.
—Exacto, ya no hay... —dijo riendo—. Y entonces, ¿por qué quieren exactamente juntar a todos los otakus de su ciudad...?
—Porque... —dijo Kei.
—Porque... —interrumpió Suzuke—. Queremos convenciones, mangas, cosplay, y demás artículos anime... Y nosotros... ¡seremos de los que manejen todo, los administradores, todos nos reconocerán y admiraran por eso...! ¡Los administradores de Otakus de Nogales Sonora! —empezó a sudar motivado.
El Ojo sonrió.
—Espero así sea, les deseo lo mejor... A los dos...
Los días pasaron y el resultado final del vídeo no fue muy... Bueno, léanlo ustedes mismos.
—El vídeo fue visto dos mil veces... —explicó el Ojo—. Pero mi público de Nogales es muy poco, en general son de otras partes de Sonora, México, América y otros países de habla hispana. Siento mucho no poder haber sido de su ayuda, Suzuke... Kei...
—¿Te estás disculpando? —preguntó Suzuke retóricamente—. ¿Por qué? No tienes la culpa, hahaha. El vídeo no tuvo éxito, entonces ya veremos que haremos.
—Bueno, Suzuke... te tengo que decir algo antes de que continuemos con todo esto... —dijo Kei.
—¿Eh?
—Quería ver si esta vez era diferente, si podrías lograr algo, te veías siempre tan animado y seguro, que me creí que lo conseguiríamos....
—¿Qué quieres decir...?
—Yo comencé un proyecto otaku antes que tú...

¿Qué tanto dinero tiene el OjoRinnegan? ¿Cómo se consiguió a Kagura? ¿Qué pasará con el proyecto? ¿El OjoRinnegan será entrevistado para MTV Cribs? ¿Qué hay en las demás habitaciones del edificio? ¿El Ojo y Kagura se darán por las noches? (amor, digo yo).

Todas esas preguntas con respuesta (otras no) y más en el próximo capítulo de... A OTAKU TALE

Próximo capítulo: Regreso a Nogales.

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7 oct 2013

A Otaku Tale [A.O.T.] Capítulo 7 -Perdidos-

A.O.T

A Otaku Tale

Escrito por:
Andrés Lechuga H.


Capítulo 7:
[Perdidos]


Estos siguieron discutiendo por varios minutos más, hasta que las sirenas de la policía los comenzaron a presionar.
—¡La chota! —exclamó Suzuke—. ¡No me arrestaran de nuevo, Kei!

—¡Ya sé!

—¿Qué? —preguntó Suzuke.
—Una carrera de aquí, hasta el edificio del OjoRinnegan —propuso.
—Suena bien.
Tierra y polvo arrastrándose fuera del camino, para después volar por los aires debido a los pies de Suzuke y Kei; y entonces minutos después, llegaron al kilometro veintiuno, dejando un desmadre atrás por supuesto.
Un oficial de aduana, que se encontraba afuera haciendo guardia, a lo lejos vio dos objetos acercándose a toda velocidad.
—Oye... —tocó el hombro de su compañero—. ¿Qué es eso de allá? —señaló.
Su colega que se encontraba comiendo un negrito con su mano izquierda, y cuidando su arma larga con la otra, dejó de comer asombrado por lo que veía. Aquel paisaje bien podría ser comparado con una tormenta de arena del desierto del Sarah, pero en realidad eran los mamones de Suzuke y Kei.
—Sea lo que sea, van a exceso de velocidad... —cerró lo que quedó del negrito y lo guardó en su bolsillo—. Sígueme, Ramírez. —ordenó.
Ambos se colocaron en plena carretera apuntando sus armas contra ellos.
—¡¡Alto ahí, van a exceso de velocidad!! —gritó.
—Parece que con cada segundo que pasa, más aumentan la velocidad... —pensó el oficial Ramírez.
El ruido también ascendía, lo cual llamó la atención de los demás oficiales y viajantes que se encontraban ahí.
La imagen de los objetos finalmente se aclaró, dos personas corriendo a alta velocidad, les era imposible para ellos.
—¡¿Qué hacemos...?! ¿Comandante Pérez? —preguntó Ramírez.
—¡Los va a detener su puta madre! —se tiró al suelo, seguido Ramírez igual.
Suzuke y Kei evadieron la aduana del kilometro veintiuno de un gran salto.
—¡Chota pendeja! —se burló Suzuke, Kei se abstuvo de decir algo.
Al regresar al suelo Suzuke evadió un auto que estuvo a punto de atropellarlo, rodó un lado cayendo por un barranco; entre árboles, piedras y caca de animales salvajes.
—¡Nos vemos en la casa del OjoRinnegan, imbécil! —le gritó Kei.
Segundos después se levantó sacudiéndose todo el cuerpo y las nachas de pilón., entonces continuó.
Kei festejaba demasiado rápido (raro, creo que a estas alturas de la saga ya debe saber que Suzuke regresará dándole un madrazo genial, pero el escritor sólo esta rellenando el capítulo con esta mini carrera, en fin, continuemos).
—¡He vuelto! —dijo Suzuke que apareció junto a Kei (les dije).
—¡No te creas la gran cosa! —Kei aceleró.
—¡Te lo demostraré! —alardeó.
Unos minutos después estos se encontraban reñidos.
—Oye, Suzuke... —dijo Kei entre forzosas respiraciones.
—¿Qué quieres? —preguntó con el mismo tono.
—¿Qué tal si paramos esta carrera y descansamos un poco? —sugirió.
Cinco minutos más tarde...
—¡Qué buena idea, Kei! ¡Ya ni recordaba que traíamos comida!
—¡Es que tú sólo pensabas en ganar! —reclamó.
Suzuke sacó mágicamente de su mochila: un comal, una olla de barro con mole dentro, una mini estufa de una parrilla que funcionaba con energía solar, tortillas y bebidas.
—¡¿Todo eso traías dentro?! —preguntó asombrado.
—Sí... Por eso iba tan lento... —vaciló.
—Sí, claro... —ignoró.
Kei a duras penas trajo un par de tortas y unos cheskos.
—¿No quieres un poco de mole? —invitó—. Hay mucho para ambos
—No, gracias... —mordisco.
—De todas formas... ¡Conocer al OjoRinnegan! ¡El mejor loquendero de todo el mundo, qué emoción me da! —brillitos rodearon su cara de ilusión.
—Sí, como no... —negó.
—¿Qué has dicho? —miró con enojo.
—Nada, tú come tu cosa esa..
—Cuidadito con lo que hablas...
—¿Me estas amenazando, Suzuke?
—Así parece ser...
Ambos intentaron levantarse, pero la flojera no se los permitió.
—Mejor al rato... —Kei sorbió un trago de soda.
—Sí, más tarde... —volteó las tortillas.
—Por cierto, estas capas con capucha dan mucho calor...
—Sí, lo sé, Kei... Pero es para llegar de manera asombrosa con el OjoRinnegan...
—Si es así, me la quitare mientras...
Con su mano izquierda, Kei retiró la capa con capucha, pero el viento cargazón la sacó volando.
—¡Cuidado, Kei! —advirtió.
—¡No te escaparas!
De un saltó Kei se alejó a recuperar la prenda, dejando tierra en el mole de Suzuke.
—¡Óyeme, ten cuidado estúpido! —Kei no escuchó—. Bueno, yo tomaré la torta de Kei y la pondré en cierto lugar...
Al cabo de unos minutos, Kei regresó con su pertenencia en la mano; cubierto de tierra, y con espinas de cactus en el trasero, Suzuke al ver eso no pudo contener la risa.
—¡Hahahaha! ¡¿No me digas que tú te sentaste en un...?! —preguntó entre carcajadas.
—¡Cállate y dame mi torta!
Suzuke le dio aun más risa, pero se contuvo hasta que Kei mordió su alimento.
—Oye... esto sabe raro... —comentó extrañado.
—¡Hahahaha! Le debió caer tierra de cuando saltaste... —rió.
—Sí, debe ser eso... —mordió de nuevo.
—Hahaha, en fin... —se limpia una lagrima—. Deberíamos dormir un poco... ¿cómo dices?
—Claro, pero separados...
—Por supuesto, nunca dije que juntos, no seas wey....
—Ah, sí. Terminaré de comer y me echaré el jetón, ¿va?
—Bien...
Suzuke utilizó su mochila de almohada y se puso a dormir, minutos después Kei también.
Una hora pasó, y Kei despertó estirándose feliz de haber descansado, y al darse cuenta de la ausencia de Suzuke, comenzó a ponerse rápido todo para alcanzarlo.
—¡Maldito traidor! —se dijo.
Detrás de unos cactus, una cabeza se asomó
—¡¿A dónde vas tramposo?! —exclamó Suzuke.
—¡A alcanzarte! ¡¿A dónde...?! Ha... Aquí estas... —dijo relajado.
Unos minutos después...
—Tú sabes, sólo fui a eso...
—Bien, pero tan siquiera hubieras dejado una notita o algo...
—Estaba muy cerca, no había necesidad...
—De todas formas, ya deberíamos irnos, se está haciendo tarde...
—Lo mismo iba a decir...
Horas y horas pasaron y Kei y Suzuke nomás no encontraban aquél edificio, el naranja-rojizo estaba por anunciar el atardecer, cuando Kei rompió en desesperación.
—¡Llevamos mucho tiempo dando vueltas! ¡Estamos perdidos, admítelo! —le gritó.
—No estamos perdidos... Simplemente agarramos un camino más largo...
—¡Ya pasamos Hermosillo! —gritó.
—Tranquilo... Con este GPS no podremos perdernos, tú aguanta.
Resbalones en cerros, pisar cactus, escapar de coyotes, asustarse como nenas de escorpiones y serpientes, todo eso hizo entrar en razón a Kei.
—Un momento... —dijo—. ¡Tú no tienes GPS, déjame ver eso!
—No... espera, creo que no deberías... —Suzuke se alejó.
—Es... esto es... ¡Un puto GameBoy Color!
—Tranqui...
—¡No debí confiar en ti! —interrumpió—. Yo lo sabía, algo me lo decía, esto era mala idea... ¡Estamos perdidos en el maldito desierto de Sonora!
Las horas pasaron y Kei seguía reclamando como si fuera su esposa de hace años.
—¡Imbécil, tú y tu ridículo proyecto nos llevó directo a la muerte! ¡Otakus de Nogales Sonora mis...!
Doce minutos después...
—¡Además tu estúpido peinado de cabello negro es ridículo! ¡Ese maldito edificio sabrá la verga donde esta...!
—Aquí es... —dijo Suzuke.
—¡Kei Mashiro Bitt! Murió en el año dos mil nueve... Ya lo veo venir en los...
—¡Qué aquí es! —gritó.
Kei finalmente se percató el enorme rascacielos que tenía a centímetros de su nariz...
—Chuchas es verdad... —dijo.

¿Cuánto tiempo se tardaron en salir de la ciudad hasta el edificio ese? ¿Cómo fue que Suzuke traía tantas cosas en su mochila? ¿Descubriremos por donde fue que Suzuke colocó la torta de Kei? ¿Cuál será el nombre completo de Suzuke? ¿El oficial se habrá terminado su negrito?

Todas esas preguntas con respuesta (otras no) y más en el próximo capítulo de... A Otaku Tale.
Próximo capítulo: Bienvenidos.