16 sept 2013

A Otaku Tale [A.O.T.] Capítulo 4 -Carrera-

A.O.T

A Otaku Tale

Escrito por:
Andrés Lechuga H.

Capítulo 4:
[Carrera].

—Bien, entonces en media hora iré a tu casa para empezar el plan, ¿de acuerdo? —envió Kei.
—¡Sí! :D
Tres horas después.
—Pasa, Kei... Pero si que llegas muy puntual —dijo Suzuke.
—Hahaha, perdón, es que me perdí en el sendero de la vida.
—Ah... Sí, claro... —le dijo—. Sabrá que estaba haciendo, es ridículo, vive atrás de mi casa, seguro estaba viendo hentai... —pensó—. En fin, entonces ¿cómo haremos que el OjoRinnegan acepte hacer este favor?
—Hace tiempo me dijiste que lo habías agregado a MSN, ¿verdad?
—Así es...
—Es cuestión de empezar a platicar con él, es de Sonora, seguro nos hará el favor.
—Bien, empieza... —indicó Suzuke.
—¡Hola! —escribió Kei usando el MSN de Suzuke.
—¡Suzuke, cuánto tiempo! ¿Cómo has estado? —envió ElOjoRinnegan
— Sí, ha pasado el tiempo, y he estado muy bien, gracias, ¿y tú?
—Bien también, acá haciendo un guión para un nuevo vídeo.
—Parece ser que sí es buena onda... —dijo Kei.
—Te dije... —comentó Suzuke.
—¡Genial! Ya quiero verlo. Oye, Ojo... —escribió Kei.
—¿Sí, dime?
—Veras, no sé si puedas ayudarnos con algo. Te queremos pedir un favor...
—¡Claro que sí, Suzuke! Tú dime, ¿qué necesitas?
—También es buena persona —comentó Suzuke sonriendo.
—Supongo que tú sabrás que soy de Nogales, lo que pasa es que un amigo y yo estamos empezando un proyecto llamado Otakus de Nogales Sonora. En donde reunimos pues, a los otakus de la ciudad, pero no está yendo muy bien que digamos. Así que nos preguntábamos si tú podrías subir a tu canal un vídeo que nosotros hicimos para llamar a los otakus de la ciudad, si tienes tiempo por su puesto.
De los momentos más tensos para Suzuke y Kei, sí, porque habrá más, si no sería una porquería de historia.
Entonces, ElOjoRinnegan envió un raro código:
—Tengan: @29.099133252332514,-110.18142879009247 —escribió.
—¿Qué es eso? —envió Kei.
—¿Algún virus? —dijo Suzuke.
—Coloquen eso en Google Maps, es la ubicación de donde vivo. Traigan su vídeo a mi edificio y lo subiré. Y como queda lejos de Nogales, son bienvenidos a quedarse a descansar lo que quieran.
—¡¿De verdad?! —gritó Suzuke emocionada como toda una nena.
—Vamos, no podemos hacer eso, no queremos molestarte —envió Kei.
—No hay pedo, morros. Con gusto, porque son de Sonora, otakus y por ver mis vídeos, hahaha.
Suzuke y Kei se miraron a los ojos para pensar, entonces sin decirse nada, decidieron ir.
—De acuerdo, muchas gracias, haya estaremos en unos días.
—Bien, los esperare ansioso.
—Pero aun no sabemos dónde, vive, coloca el código en el Google Maps ese —ordenó Suzuke.
—Bien, bien, ya voy...
Kei copio y pego el código, y la ubicación apareció.
—¡¿Hasta allá?! —gritó Suzuke.
—¡Es imposible que viva en medio del desierto de Sonora, seguro nos está vacilando y en realidad es un loquendero soberbio al que se le subió la fama a la cabeza.
—Yo ya sabía que vivía en medio del desierto.
—¡¿En serio?! D: —exclamó Kei.
—Sí, pero no tan lejos —dijo—. Igual, iremos, ¿no?
Kei lo pensó por un instante, pero no había de otra, igual, no es como si tuvieran algo más importante que hacer.
—Está bien, iremos... —dijo amargado.
—¡Yey! —gritó Suzuke—. Partiremos en dos días, hay que descansar para estar activos.
—Hace mucho que no los uso, ¿de verdad podremos? Deben haber desaparecido.
—Pues sí, eso nunca desaparecerá por completo, además no tenemos auto así que iremos caminando hasta allá —explicó Suzuke.
—Bueno, hasta dentro de dos días.
Una semana después.
Se encontraban bajo el puente peatonal de los Pimas, a los costados de los divisores de carriles del Periférico.
—Creo que ambos dos deberíamos cumplir con nuestra palabra, ¿no crees, Suzuke? —dijo Kei.
—Sí, pero resultó mejor. ¡Conseguí estas asombrosas capas con capucha para vernos vergas!
—Creo que nos veremos bien estúpidos, todos se reirán de nosotros.
—No lo creo, al menos no después de que nos vean en acción, y por eso mismo, ¿qué tal si hacemos esto un poco más interesante, Kei?
—¿A qué te refieres? —preguntó.
—Una carrera, de aquí hasta el final de Nogales, el primero en llegar, obviamente va a ganar.
—¿Y qué?
—Y ya wey, no hay premio...
—Como sea ¬¬ —dijo Kei.
Entonces se colocaron sus capas con capucha, atrás un logo decía: "Otakus de Nogales Sonora", se pusieron sus mochilas con provisiones dentro y subieron su gorro.
—¿Listo...? En sus marcas... Listos...
La basura de los cochinos del Pima fue arrastrada por el viento haciendo el momento más chido.
—¡Ya! —gritó Suzuke.
Ambos arrancaron corriendo a toda velocidad provocando increíbles ventiscas que afectaban a los conductores. Los de la parada del camión, los del Oxxo, y alguno que otro metiche que se asomaba por la ventana quedaba impresionado al ver tal velocidad proveniente de humanos.
Kei tomó con facilidad la ventaja, saltó por encima del reten de chotas del periférico, voltio hacia a tras para verle la cara a los policías cuando vio a Suzuke a un lado suyo, a su igual; así se mantuvieron luchando reñidamente hasta llegar al Tianguis Canoas, pasaron el Auto Zone y la Pemex de junto. Suzuke dio un brinco y se deslizo por el barandal morado de la maquiladora BD Medical, la reja estaba por acabar, entonces saltó y observó que un carrito de Sabritas venía, aprovechó que tenía un tubo salido para agarrarlo, dar varias vueltas y salir impulsado hacia delante rebasando a Kei rápidamente.
—¡Oye, eso no se vale, tramposo! —le gritó Kei.
—Hahahaha, nunca pusimos este tipo de reglas, así que se vale... —dijo Suzuke entre carcajadas, después le sacó el dedo y la lengua a Kei.
—Con que en esas estamos... —Kei aceleró el paso.
Suzuke cayó al suelo, y por medio segundo entre el toque de sus pies con el asfalto se ayudó para darse impulso y seguir. Entonces apreció que Kei estaba sobre un carro, relajado por no correr.
—¡Ahhhh! —gritó Suzuke.
—¡Hasta luego, pobre pendejo! —le gritó Kei burlándose.
—Maldito, bueno. Intentaré rebasarlo sin ayuda de autos... —pensó.
Miró alrededor y vio que alguien estaba por abrir un RedBull mientras manejaba.
—¡Eso es!
Suzuke corrió directo al tipo, arrancó la puerta de su camioneta, lo golpeó en la geta y de robó el RedBull.
A penas y se pudo escuchar un: "Eh, pendejo" de parte de la victima ya que este se estrelló.
—Dicen que esta cochinada te da alas, veamos si es verdad... —se dijo.
Suzuke bebió y entonces sintió un impulsó de energía asombroso, arrojó la lata aplastada y siguió su camino.
Mientras tanto Kei ya había pasado la Chamberlain y una tienda de cambio junto a esta, muy tranquilo sobre el mismo auto.
—Ese wey ya no está por aquí, parece que he ganado...
Detrás aparece Suzuke dándole un zape glorioso, un zape genial a Kei en la cabeza, esto lo desbalancea y lo deja colgando del techo del auto.
—Suzuke no seas mamón, ya la neta. Te pasaste, ayúdame —dijo Kei asustado.
—¡Claro... Que no! —rió—. Ahí te ves, si es que sobrevives —se alejó a toda velocidad.
El semáforo tocó rojo, Kei aprovechó que el automóvil paró para bajar e idear un plan.
—¡Ya sé que haré! —se dijo.
Kei saltó por detrás de un vivero junto a la Chamberlain.
Suzuke ya iba en la plaza Galería Norte, saltó en el techo del Papa Jonhs hacía delante para llegar al Coppel Obregón, y entonces sobre este, Kei estaba parado con algo largo y duro en las manos (no piensen mal babosos). Saltó directo a Suzuke, pero su persona se oscureció ya que el sol lo opacó.

¿Kei atacará a Suzuke? ¿Qué tanto desmadre habrán hecho en la ciudad? ¿Por qué los del auto no se dieron cuenta que Kei estaba encima? ¿Cuántos pondrán ese código en Google Maps? ¿Qué se fumaran para escribir esto? ¿El tipo del RedBull comprará otro o se quedará con las ganas?

Todas esas preguntas con respuesta (otras no) y más en el próximo capítulo de... A Otaku Tale.
Próximo capítulo: Trampas.

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