22 sept 2013

Apocalipsis en la Ciudad de los Nogales [ACN] -Capítulo 3-

Apocalipsis en la Ciudad de los Nogales
Escrito por:
Andrew Latuk


Capítulo III:
Rutas.

Detuvo su veloz paso a media calle, para mejor caminar, debía guardar energías para algo más importante. Casi arrastrando los pies con lentitud, apenas y parecía que Alexan se movía, volteaba ocasionalmente hacia atrás para mirar su hogar preguntándose si se mantendría intacta al regresar.
—Espero y nadie se dé cuenta de que la casa está completamente sola... —pensó.
Apresuró un poco el paso entonces, a diferencia del lado izquierdo de su colonia, sus vecinos de los Pimas se encontraban afuera en la calle, pero por miedo al reciente temblor, ya que no confiaban en la estructura de su vivienda.
Saludó a algunas personas brevemente, subió algunas escaleras y se asomó al Periférico.
Una extraña nube de tierra y polvo bloqueó completamente la visibilidad hacia el sur, del otro lado una larga línea de carros que venían del norte estaban estacionados con sus dueños furiosos fuera hablando entre ellos.
—¡No ve voy atrever a cruzar esa nube! —exclamó uno.
—¡Yo tampoco, no se ve nada! —comentó otro.
—Los que vienen del otro lado, ¿alguno no habrá comprado algún ventilador? —sugirió un anciano.
—No creo que podamos disipar esto con un simple ventilador, además ¿dónde sugiere usted conectarlo? —dijo un joven.
—¡Eh, pero no me hables así tú, mocoso igualado!
—¡No estoy siendo irrespetuoso, usted fue quién lo tomó mal!
El terco anciano tomó su bastón y golpeo al joven varias veces en la cabeza hasta el hijo lo detuvo, entonces el joven furioso se lanzó sobre el adulto mayor.
—¡Tranquilos los dos! —ordenó el hijo al internar separarlos.
—Ya inició el conflicto... —se dijo Alexan mientras se alejaba—. Creo que el temblor sacudió un poco a los cerros, eso es todo. Avanzaré por la orilla con mucho cuidado, y me iré introduciendo con cautela.
Cuando con dificultad pudo ver que estaba por llegar al punto que quería sintió un bloqueo desde sus pies. Extrañado pateó aquello desconocido, se agachó y con sus manos tocó.
—Es tierra... —se dijo.
Entonces una potente ventisca seguida de un mini temblor lo tumbaron al suelo.
—¡¿De nuevo?! —pensó.
Apenas y pudo mantener los ojos entrecerrados por el viento que le forzaba a cerrarlos.
Ya acabado ese momento, se puso de pie mientras tosía un poco, se talló los ojos y se asombró al mirar aquello que le bloqueaba el paso.   
Los dos cerros que rodeaban el Periférico estaban completamente derrumbados.
Y por el reciente nuevo temblor, de medio cuerpo para abajo, Alexan quedó enterrado por rocas y tierra. Con sus dos brazos se apoyó para salir; lo consiguió, pero al pisar resbaló torpemente y cayó lejos del derrumbe golpeándose ligeramente la cabeza.
—¡Ay, chingada madre! —gritó mientras se sobaba en el suelo.
Al cabo de unos segundos que duró el dolor, se paró de nuevo, se sacudió y enderezó, pero los ojos casi le botaron de sus cuencas al ver algo sólo visto en caricaturas de comedia, fotos y vídeos. Algo que nunca creería ver incluso estando en esa situación; la figura de un hongo atómico en el horizonte. La única nube a la cual no le podrías sacar otra forma por más imaginación que poseyeras.

[¡Corte informativo!] -Para tu supervivencia en el apocalipsis-.
Toma de tu casa todo lo que consideres como un potencial de arma de defensa personal.
Cuchillos, rompe botellas de vidrio a la mitad y frascos por igual, palos de escoba y herramientas de jardinería pueden servir también. Ingéniatelas, y mantente lo más adentrado que puedas a tu morada, no dejes de vigilar puertas y ventanas.

—Por allá esta Tucson... —se dijo—. Por allá esta... Tucson... —repitió.
Impactado cayó de rodillas, pero el ruido de los conductores atascados le hizo volver en sí. Ellos al mirar el deslave decidieron ir por otro camino hasta su destino.
—Todo está acabando, poco a poco todo irá consumiéndose por esos malditos hongos... Pero, seguiré adelante... —pensó y se puso de pie.
Entonces aceleró el paso.
—Bajaré hacia el Bulevar del Ensueño, entonces tomaré camino hacia la Vázquez y seguiré hacia la Obregón para desviarme a la Tecnológico y llegar hasta donde está la novia de Darío —pensó—. Sí, ese parece un buen plan.
Bajó la desviación Periférico-Bulevar del Ensueño-Vía Pax, y dio pie al este.
Desde ese punto de vista, lagrimas escapaban de sus ojos empujadas por su sentimiento y a la vez por el viento mientras corría. Ya que se veía como las casas en los cerros que a diario veía, ya no estaban más de pie. A duras penas escombros logro ver, pero de otras no se vio rastro. Y por igual, algunas viviendas que no estaban sobre cerros, caídas a línea de calle. Vecinos que no conocía, pero que muy seguido veía sentadas en sus pórticos, banquetas, entrando a sus casas.
Se enfocó e ignoró aquello, no podría dejar que nada le ganase. Excepto su condición física; no era gordo, pero no solía practicar deportes ni ninguna actividad de ese tipo, por lo que rápidamente se cansó, así que sin parar simplemente continuó caminando tranquilamente.
—Tantas papas y soda no me hicieron bien... —dijo entre respiraciones—. Pero al menos, disfruté bien de todos esos antojos —abrió su mochila y sacó una botella con agua.
Como si no hubiera bebido agua en días, succionó el liquido hidratante sin considerar las contadas provisiones que poseía. Se relajó unos minutos y reanudó su recorrido, y al cabo de unos minutos entre miradas al rededor de tristeza, vio el conjunto habitacional Multifamiliar destruido, vio la calle destruida, abierta dejando ver el drenaje, letreros y espectaculares caídos y más cerros desechos. Y del otro lado de la calle, corriendo a lado contrario a él, una chica. Vestía pantalón de mezclilla pegado, una camisa de tirantes roja y unos tenis. Era cabello castaño oscuro, de ojos verdes, de nariz chica y algo baja de estatura, y aparte, unas cuantas manchas de sangre en su cuerpo y ropa resaltaron.
 Los pies de Alexan no se detuvieron, pero su cabeza y ojos se mantuvieron fijos en aquella chica.
—Sin duda... —pensó—. No hay error, es... ella... Jimena.

Fue como si la vida se hubiese alentado para Alexan, no podía creer que ella, que justamente ella estuviera ahí en ese momento. Así que haciendo un lado su objetivo cruzó la calle sin mirar a los lados para acercarse a hablarle.

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