Apocalipsis en la Ciudad de los Nogales
Escrito por:
Andrew Latuk
Capítulo II
Algunas horas antes.
En una habitación secreta del Palacio Máximo de Corea
del Norte; decorada con mapas, computadoras de ultima tecnología, con cables
guardados en tubos en el techo, y con un detalle peculiar, estatuillas de águilas
sin cabeza se repetían por toda la extensión del lugar.
En una mesa redonda, llena de papeles, mapas,
carpetas, plumas y algunas lujosas bebidas lujosas, yacían reunidos líderes
mundiales, personas influyentes; primeros ministros y presidentes. Cada uno con
sus respectivos guardaespaldas y traductores.
Y desde el fondo del pasillo apareció él; dictador Kim
Jong-un, escoltado por dos mujeres con rifles y un traductor conocedor de
variadas lenguas, las necesarias para hacerle entender todo.
—안녕하세요!지연에
대한
미안
해요.
나는
그들이
모두
여기에
있다고
말
할
때
갑자기
내
광범위하고
다양한
아침
식사를
즐기고
있었다.
그래서
나는
빨리
내
음식을
먹은
나는
여기까지
달려.
자신의
먼
땅에서의
여행은
어땠어?
(¡Buenos días! Disculpen la demora. Me encontraba disfrutando de mi extenso y
variado desayuno cuando de pronto me avisaron que ya estaban todos aquí. Así
que velozmente terminé de ingerir mis alimentos y me apresuré a bajar hasta
aquí.
¿Qué tal el viaje desde sus lejanas tierras?).
—Good
morning! —habló el traductor de Kim—. Sorry for the delay. I was enjoying my
extensive and varied breakfast when suddenly was noticed that they were all
here. So I quickly finished eating my food and I rushed down here. How was the
journey from their distant lands?
Entonces Vladimir Putin, alzó la mano para tomar la
palabra.
—Creo que no es necesario todo esto, viendo que todos
podemos hablar la misma lengua. No será problema comunicarnos sin traductor,
¿no creen? —sugirió.
—Me parece perfecto —dijo Xi Jinping, presidente de
China.
—No pasa nada —expresó Hassan Rouhani,
presidente de Irán.
—De acuerdo —confirmó Nuri al-Maliki, primer ministro
de Irak.
—Bien... —dijo seriamente François Hollande,
presidente de Francia.
—Da igual —sin mirar a nadie expresó, Mamnoon Hussain, presidente de Pakistan.
—No hay problema... —indiferente
dijo Manmohan Singh, primer ministro de India.
—Bien, no veo porqué no... —se extendió Shimon
Peres, presidente de Israel.
—Como sea, está bien... —dijo al final David Cameron,
primer ministro del Reino Unido.
—Entonces, sin más que discutir, ¡iniciemos
compañeros! —alborotó Kim—. ¡Discutiendo la Operación AAC!
Los representantes de cada país rieron gustosos en lo
que Kim tomaba asiento.
—Parece que esta será la última reunión, ¿no es así?
—dijo Nuri aun con una sonrisa.
—Así es, después de esto, Estados Unidos... ¡será
borrado del mapa para siempre! —rió Xi.
—Deberíamos apresurarnos entonces —preocupó François—,
si alguien nos ve aquí a todos nosotros
juntos, podrían sospechar que algo importante está pasando, ¿qué diría la
prensa?
—Por la prensa no se preocupen —consoló Kim—. Aquí son
contadas las personas que poseen armas de comunicación masiva, y nuestra prensa
está controlada al cien por ciento, además sólo existe internet en el Palacio Máximo,
no se preocupen. Relájense y beban algunas copas, adelante.
Tequila, whiskey, ron, vino y vodka de altísima
calidad se servían en aquella reunión; marcas de lujo nunca antes vistas, el
material de las botellas valía más que cualquier diamante jamás tallado, y el
sabor exquisito hacía valer mucho el precio que se pagaba por aquel suculento manjar
liquido.
—En todo caso —David tomó la palabra—, el primer
problema sería que se dieran cuenta que salimos del país.
—Pienso, que sería más al país que salimos a
visitar... —expresó Mamnoon.
—Pero, si mal no recuerdo —dijo Hassan—. Desde hace un
tiempo ya, todos solicitamos este día libre, ¿cuál es el problema entonces?
—relajado tomó un trago.
—Así fue con todos—confirmó Shimon—, informaron a través de nuestra red de codificación
secreta la aprobación para este día de descanso.
—De hecho, y fue con doble confirmación por si
acaso... —recordó Manmohan.
—Ya recalcado eso —Putin bebió un poco—, ¿esta misma
tarde será?
—Así es —sonrió Kim—, mis tropas ya se deben estar
reuniendo a las afueras de este edificio para dar comienzo al final del Imperio
del Mal que tanto odiamos todos nosotros —se emocionó.
Risas sobrevolaron una vez más.
—Ese Obama, aun no cree que de verdad pasará,
¿cierto? —rió Hassan con fuerza.
—Correcto —juntó sus manos Kim—. Y la polémica en
internet, más que hacer burla hacia mí persona y país, simplemente ayuda más a
la falsedad del asunto. Lo que dejará al mundo completamente sorprendido, sobre
todo, ¡a la morena águila calva que tanto queremos borrar de la faz de la
tierra! —golpeó la mesa.
Todos aplaudieron con sonrisas maquiavélicas.
—¡Me encanta tu entusiasmo, Kim! —halagó Xi.
—¡A mí por igual! —dijo David mientras encendía un
cigarrillo—. Me hace querer apretar el botón justo en este momento.
—Me da gusto en verdad —se alegró Kim.
—Habrá que mantener ese entusiasmo hasta que
lleguemos a nuestras respectivas oficinas, será entonces cuando lanzaremos el
arma final... —dijo Putin.
—Así es, colega Putin —Nuri alzó su copa indicándole
salud al mandante ruso—. ¿Torres petroleras serán primero, no?
—Tejas —explicó Shimon—, otras secciones del país, y
los contados posos que tienen en el Golfo de México.
—Después la estatua de la libertad... —mencionó
Hassan.
—La Casa Blanca... —dijo Kim.
—Pentágono... —nombró François—.
La CIA, la NSA, el FBI...
—¡Y después bombardeos aleatorios a todo el maldito
país! —se alzó Hassan.
—¡Un aplauso por esta bella operación! —sugirió Kim.
—¡Viva la Operación AAC! —se alborotó ya medio ebrio
David.
—¡Asesinato del Águila Calva! —elevó la voz Shimon.
[¡Corte informativo!] -Para tu supervivencia en el apocalipsis-.
No se recomienda mantenerse
mucho tiempo fuera de casa. La radiación no tardará en llegar hasta donde te
encuentras tú. Y de alguna forma, también, se recomienda que consigas una
mascara de gas para evitar la inhalación de gases tóxicos.
—¡Entonces al dar el primer lanzamiento, ustedes me seguirán,
compañeros! —exclamó Kim.
Alzaron todos las copas entonces, y entre risas, tragos,
fumadas y aplausos la reunión finalizó, cada mandatario regresó a su respectivo
país a esperar.
Horas más tarde, ayudantes de Kim le entregaron un maletín
muy particular; era plateado y de material muy pesado y resistente.
Lo abrió, y se reveló un botón rojo protegido con colchones
oscuros pequeños dentro.
Y desde su oficina se alocó.
—Es tu final... Águila Calva...
Toda la fuerza de su palma dejo caer sobre el pobre
botón rojizo.
En la capital tembló por unos segundos; el dictador se
giró de espaldas mirando hacia la ventana, apreciando el bello misil bélico alejándose
de la vista del coreano país.
—Vamos al cuartel subterráneo, ahí están los demás...
—le dijo a sus dos escoltas.
Él y sus dos féminas sin emoción alguna en su rostro
salieron de la oficina.
Regresaron a donde fue la alegre reunión en compañía
de los líderes mundiales de armamento nuclear.
Se sentó entonces frente a un computador enorme con varias pantallas,
ahí el mapa mundial cubrió todas. Se enfocó sólo en Estados Unidos, ya esta se
dio espació entre estas; y de manera veloz lanzó misiles de manera aleatoria a
distintos puntos cualquiera del gabacho país.
Ya que se tranquilizó, encendió su televisor con satélite
en la espera de las noticias sobre su ataque.
Entonces los minutos pasaron, y en la ciudad donde
nada fuera de lo normal sucedía, un chico, Alexan, salió temeroso de su casa
rumbo a una pequeña y vieja casa de pertenencia de su tía paterna, donde
guardaban muchas cosas viejas, pero en el mismo terreno sin salir fuera del
portón de su casa.
Abrió nervioso el resistente candado, abrió la puerta,
entró y cerró.
Aun no estaba del todo claro para él; le faltaba el
aire y sudaba mucho, a su cerebro le faltaba asimilar bien la situación.
Sin estar muy consiente tomó un machete y una
empolvada mochila; y después de revisar si podía tomar algo más de ahí se
dispuso a cerrar bien aquella vieja casa, varias veces se aseguró abriendo y
cerrando el candado. Y ya asegurado pero no del todo, corrió de regreso a su
casa, le quitó la llave y entró. Agarró un desgastado bate de beisbol,
desempolvó la mochila y la llenó de bebidas embotelladas, medicinas, comida
enlatada y el abre latas claro. Se la puso en la espalda; amarró el machete y
el bate a su cintura y miró hacia la puerta. Sin estar convencido aún, con
miedo, angustia y depresión, sobre esforzándose ordenó a su pie moverse, a su
mano abrir las dos puertas, una de madera y la otra de fierro, y a la otra mano
cerrar bajo llave la casa.
Y todavía con un doble esfuerzo, para no hacer ruido
en su barrio, brincó la barda de su casa en lugar del portón y así evitar la
tensión.
Miró alrededor, inhaló y exhaló varias veces para
relajarse y apreció el oscuro cielo rojizo que se presentaba ese apocalíptico
día.
—Ya qué... Ni siquiera sé cuando tomé todo esto,
apenas estoy dándome cuenta de en donde estoy parado... —se dijo conformado.
Dio un par de brincos para despertarse y unas cachetadas bien fuertes por si acaso, y salió corriendo rumbo a la ruta más rápida, el periférico de Nogales para llegar a la Avenida los Maestros, en donde vivía la novia de su mejor amigo.
Dio un par de brincos para despertarse y unas cachetadas bien fuertes por si acaso, y salió corriendo rumbo a la ruta más rápida, el periférico de Nogales para llegar a la Avenida los Maestros, en donde vivía la novia de su mejor amigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario